Hubo un tiempo en el que creí en adivinaciones, cartomancia, amigas de colegio que leían la mano y horóscopos de periódico... que vergüenza siento hoy al recordarlo.
Depositar las esperanzas y miedos en los pedazos de cartón de una baraja, en el fondo, no es más que no aceptar la realidad que uno mismo NO SE HA DEDICADO A CAMBIAR.
Las adivinaciones y demás "ayudas" que puedan venir "del otro", sea en su versión física o supra física... están destinadas a realizar el deseo de ese otro en uno.
Solo cuando se puede ordenar el interior de uno mismo, se puede cambiar el afuera... esta vez, sin ayuditas de nadie.
