¡Hola niña!
Mi intención no es ponerte nerviosa. No. Lo que yo quiero, es hacer un servicio social, un aporte a la comunidad. En estos días ya casi no quedan personas que hagan actos desinteresados por el prójimo, pero yo lo voy a hacer el día de hoy.
Desde que las siempre moralistas -y moralisantes- estrellitas de Hollywood elevaran la tendencia de las selfies a la categoría de fenómeno global, la tendencia no se detiene. "Yo cagando", "yo con mi trasplante de próstata", "yo y mis tetas nuevas"... "yo conmigo mismo tolerando la insoportable levedad de la existencia nihilista". Usted escoja el título de la fotito; sin embargo la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) ha dicho, y bien claro -pero tarde- lo que era obvio: se llama "selfitis", es un trastorno psicológico y está relacionado con la falta de autoestima.
¿Te levantas y sientes la necesidad irrefrenable de retratarte haciendo cara de idiota, mirando al vacío o mostrando lo horrible de tu genética frente al espejo del baño? Si la respuesta es afirmativa, tienes al menos un problema. Se llama selfitis borderline (en su versión light) y debes buscar ayuda profesional. Eso sí, siempre podría ser mucho peor, porque, según la APA, estás solo empezando a padecer el síntoma.
La fase más avanzada de la patología se daría en el rato en el que esas mismas fotos, las subes tres veces al día a tu Instagram, Facebook o Twitter. En ese punto, estaríamos hablando pues de selfitis aguda, que la ciencia define así:
El compulsivo deseo obsesivo de sacarse fotos y publicarlas en redes sociales a manera de compensar la falta de autoestima y de llenar un vacío en la intimidad.
Es ahora cuando debes chequear tu muro, además de hacer un profundo ejercicio de introspección para poder ver dentro y percibir el grado de ansiedad que experimentas mientras esperas los comentarios ¡que tienen que venir!
Hay que decir que ya se están diagnosticando casos de personas anónimas con selfitis crónica: o lo que vendría a ser lo mismo, subir más de seis fotos diarias a redes sociales. Se han dado casos de gente que llega a las doscientas diarias...
Según los psicólogos, este 'resbalón' narcisista funciona inversamente: cuanto más te cuelgas a ti misma, más necesidad de reafirmación tienes. Es decir, más insegura eres con respecto a tu propia imagen, además de lo que te rodea, incluso más vulnerable a las calificaciones negativas de terceros. Funcionaría como una adicción común, con malos viajes de paso, si las críticas se renuevan.
Si ya llegaste a este punto, puedes llegar a presumir que tienes el mismo grado de desvarío mental que aquellas perlas de la farándula nivel Lady Gaga, Katy Perry o Justin Gaver. En este punto haz un alto y ¡deja de pensar que parecerse a esa escoria es algo bueno!
Yo sé que en tu mundo de arcoíris y dulce de leche, todo es bueno y felicidad, pero en el mundo real no. Las "estrellas" lo hacen como táctica publicitaria -muy rentable por cierto- pero tu jamás llegarás siquiera a reina del baile de la cosecha, así que no creas que con "ponerle ganas" llegarás a lo mismo que las luminarias del jet-set. De hecho, es muy probable que entres en una espiral de degeneración dependiente de atención ajena, cada vez más fuerte y con derivaciones imprevisibles.
Y ni te cuento de los casos de acosadores que las niñitas "sube foto en pelotas" tienen... si desde quinceañera te acostumbras a ti misma a valer por mostrar la epidermis, que no te asuste que a futuro sea lo único que los hombres pretendan de tu persona.
Ya... no llores. No vayas al baño a sacarte 145 fotos para colgarlas con el hashtag #SoDepressed. Sé que he sido duro, pero precisamente esa es la lección que debes aprender: la vida es dura, así te esfuerces en aparentar en fotitos que no lo es.
