miércoles, 25 de enero de 2017

Cuatro caminos... en cruz fija




En la vida siempre tenemos cuatro opciones en toda situación, cada una de ellas con su luz... y sombra, o lo que es lo mismo, lo visible e invisible de estos cuatro aspectos, o sea, ocho aspectos a analizar. Y es que es menester acotar, que el número cuatro tiene agudas impliciones históricas; la más representativa vendría a ser la de los puntos cardinales: norte, sur, este y oeste; como una forma de decirnos que desde donde está el individuo, siempre hay cuatro direcciones posibles, cada una con un aspecto claro y otro no del todo.

Hagamos el ejercicio de acuerdo a la imagen. 

El pesimista

Mira un túnel oscuro... o sea que VE, lo que NO VE.

El optimista

Ve la luz al final del túnel... o sea VE LA LUZ, y VE LAS TINIEBLAS.

El realista

Ve el tren que se acerca... o sea VE EL TREN y NO VE EL RESTO.

El maquinista

Ve a tres personas sobre las vías... o sea VE A LA GENTE y NO SE VE A SI MISMO.

¿Por qué es importante entender todo esto? Pues porque quién pretenda liberarse de las cadenas de las emociones mundanas -y de paso otras cosas- debe entender que la forma de afrontar los fenómenos es no parcializándose en alguno de estos extremos, sino, EQUILIBRÁNDOSE.

Equilibrarse, entendido como la capacidad de encontrar el centro propio. Aquel lugar donde somos uno mismo sin parcializarnos en ninguna de las ocho opciones posibles. No por nada, la estrella de ocho puntas ha estado tan presente en todas las culturas ancestrales...