viernes, 6 de enero de 2017

Deseos telegrafiados



Bienvenidos al 2017 en ROMPIENDO CICLOS. Volvemos con las pilas recargadas después de los consabidos excesos y pesares de época. No nos engañemos, la época de navidad tiene mucho de materialista. Si alguna vez fuera otra cosa, ese tiempo pasó. No queda más.

Si de algo hemos de ocuparnos, es de dar y recibir... cosas materiales, valga la redundancia. Lo material es "cosa" o "cosito" para ciertos ancianos, pero eso es otra vaina.

He visto que los niños de hoy han aprendido de Hollywood la moda de escribirle a Santa Claus -en mis tiempos Papá Noel- para expresarle muy claramente lo que desean para las fiestas. Las cartas se entregan con la consabida anticipación, que milagrosamente coincide con el pago a los padres o tutores del sueldo especial que se da por ley. Todo esto, no es más que una cósmica coincidencia, que no hay porqué explicarle al mocoso.

No tengo hijos, pero puedo afirmar sin lugar a dudas, que los padres deben quedarse perplejos ante los pedidos de los chiquitines. A nadie le sorprendería encontrarse con pedidos "clásicos" como un perro, una muñeca que menstrua color azul o el juguete de moda ultrapromocionado en la televisión; sin embargo, ya veo la cara de los progenitores cuando ven pedidos sui géneris del tipo "tanque de guerra real" o un estadio de fútbol. Yo quería eso de pequeño...

Si yo fuera padre, lo cual ni loco pienso ser, desde pequeño impediría que el niño se infecte con esa mala costumbre de redactar un pedido navideño. No vaya a ser que el mocoso me pida un viaje al espacio o lo descrito en la imagen superior... y vaya, que si fuera padre, con todo el amor del mundo, haría lo que fuera por regalarle un camión lleno de putas, dado que hay regalos, que nunca se olvidan.

De parte del equipo administrativo y de contabilidad de ROMPIENDO CICLOS, les deseamos ¡un venturoso 2017!