El padre tiempo no perdona a nadie. El paso de los años se evidencia en los cambios que todos tenemos. Hay quien dirá que por dentro somos los mismos. ¡Nada más falso!
Que alguien me diga honestamente, reflexionando con meditación pausada... si aquello que es su prioridad hoy, es lo mismo que hace tan solo cinco años. Los reto...
El tiempo es la medida del cambio, sea este real o imaginario, impuesto o superpuesto, dictaminado o explorado; eso no importa. Cambiar es la forma en que el devenir pasa por nosotros. Quizá eso sea la lección más trascendente de todo esto. Somos instrumentos del devenir.
Si miramos a nuestro cuerpo, ni el más avezado podría negar el paso del tiempo. Sea porque ha crecido, engordado o envegecido; el vendaval del tic-tac de los relojes pasa factura a todo ser humano por igual. Ese dictamen de que para nadie existe perdón respecto de la muerte, es la mayor evidencia de que en el fondo, lo único que tenemos en común como género humano es el ser objetos que el tiempo degrada, oxida, pudre... escoja Ud. el término.
Y no es que con cirugías plásticas la cosa vaya a cambiar. Aquellas personas que pretenden engañar al resto refugiándose en un bisturí en manos de un avaricioso cirujano, son a las que más se les nota el paso del tiempo, sobre todo en su ancianidad, donde los resultados de haber alterado la biología propia terminan dando un espectáculo digno de circo de fenómenos.
Creer que la adolescencia es per-se la única etapa en la vida donde hay cambios, es parte del engaño de la modernidad. La verdad es que nunca se deja de cambiar. La vida es un instante entre el nacimiento y la sucesión de cambios hasta la muerte. Todos tenemos ese destino, o al menos eso nos han dicho.
Que interesante sería encontrar una forma de "no-cambiar" con el tiempo. No cambiar, entendida como la prolongación de cierto instante de la existencia propia, proyectado hacia el infinito. Un momento en donde todo se congele y se vea, desde un punto de vista aparte, el devenir del tiempo como una película fuera de la realidad propia.
Tal proceso "individuativo", requeriría como es obvio, de la separación de absolutamente todo... porque el todo, deviene en el tiempo.
Habrá que intentarlo...
