Dentro de todo, me gustó leer esta carta. No solo porque
relata por qué Griese corta con la iglesia, sino por sobre todo, por la moral
del sujeto. Un tipo extraño de cristiano sin doble moral. Raro espécimen. Casi
extinto.
Me llamó la atención como profetiza el final del
judeo-cristianismo moderno. Todo esto en 1938 y hasta ahora se sigue cumpliendo
al pie de la letra. Son pocos los que tienen éste don.
En fin, creo que me identifico en algo con el autor, porque
yo también puedo alegar que no hay iglesia que pueda excomulgarme, si nunca pertenecí
a determinada iglesia. Viva la herejía... de pensar por sí mismo!