Salvando el pellejo, huyo presuroso
A vuestras virtudes, apelo fervoroso
De las presiones, de un mundo enfermo
De las pasiones, del sueño eterno
En sus manos poso, mis nubladas visiones
Y en su espalda, las tórridas ambiciones
Que no puedo, tras la noche soportar
Que si quiero, me venga a liberar