Que suerte tuvo mi abuelito Pancho. Nunca sufrió un desamor. Su primera novia, fue su mujer por más de cincuenta años... Cuantas cosas le envidio, don Panchito; ya no hay HOMBRES como Usted, que merezcan ser llamados caballeros; de quién, jamás nadie pudiera decir detalle negativo alguno. Cuanta moral concentrada en tan insigne hombre, que discreto y en silencio, supo educar en la sobriedad y el respeto; por sobre todo y ante todo, a su amada esposa, a quien, incluso en las tinieblas de la enfermedad, tuvo como su faro iluminador en medio de la confusión de un mundo que no entendía.
No es mi intensión emularlo Don Panchito. Usted es de esos hombres que no se pueden copiar. Solo lo honro, y trato de vivir según sus preceptos.