¡Pero que cagada de libro!
A veces cometo el error de leer algo, solo porque alguien lo recomendó. Con este, ya van algunos... pero valga la pena -y el asco- para que estas líneas sirvan de alerta a mis suscriptores al menos, respecto de esta (pseudo)literatura tan difundida dentro de los círculos de falseadores de la cultura.
A lo que nos trae
La sinopsis políticamente correcta nos dice:
Un homosexual y un activista político comparten una celda de una prisión. Para hacer menos largos los días de encierro, Molina cuenta a Valentín las tramas de las películas que ha visto: todas ellas plenas de mujeres misteriosas que entregan su corazón al hombre equivocado. La confrontación entre los dos protagonistas, que dará lugar a su profunda transformación interior y los procedimientos narrativos absolutamente novedosos y rompedores empleados por el autor en esta novela la convierten en uno de los textos imprescindibles de la literatura latino americana contemporánea.
Mientras que la paginita wiki-bullshit nos aclara otros aspectos aquí.
Metapolíticamente hablando…
Quizá el único mérito de esta novelita, se halla en el hecho de cómo está escrita, o sea, no pasa de lo literario. El uso de los relatos de películas por parte de Molina para ir descubriendo poco a poco las capas de soberbia del marxista revolucionario Valentín, para culminar “enamorándolo”. Pocos se dan cuenta, que las tramas de tales películas describen en parte, la misma situación que están viviendo ambos en su celda, aunque también son usadas para describir el pasado del uno y del otro para “dar un aire” de contexto en el cuál irse posicionando. Lo curioso, es que ambos presos creen estar consiguiendo del otro algo deseado. El uno, la libertad a través de contar los secretos del compañero de celda a las autoridades que investigan a sus compañeros subversivos, mientras que el primero busca enamorar al marica para que al salir pueda contactar con sus compañeros en armas y transmitirles mensajes. Es el caso clásico del inconsciente dialéctico, que cree que está usando las situaciones y a las personas para un fin, pero que en realidad es él el usado. Ambos se hacen lo mismo, y eso prueba, que en el fondo, no hay diferencia entre el homosexual y el marxista en cuanto a su psique y mecanismos internos.
Esto último resulta increíblemente paradójico, si tomamos en cuenta que el marxismo revolucionario clásico que defiende el uno, siempre se encargó de matar a los homosexuales. Véase los casos de la Rusia soviética -con sus republiquetas socialistas satélite- , Corea del norte, Cuba y cuanto régimen marxista ha habido; se encargó de calificar la homosexualidad como “vicio decadente de la élite capitalista” que debía ser exterminado por el bien de la revolución… y por otro lado, el de los homosexuales que siempre se consideraron en contra de los regímenes totalitarios opresores intolerantes…
Incluso el marica, llega a ufanarse casi al final de la novela, respecto de “cuán buen psicólogo es” porque creía haber despertado el amor en su compañero, cuando en realidad solo era un juego a varias bandas -policía incluida- en dónde todos creían estar desnudando al otro para conseguir sus fines ocultos.
La obra fue escrita durante la dictadura argentina, la misma que la prohibió por “exaltación de la homosexualidad”, cuando en el fondo, a lo que temía de la obra era que simplemente rebela un método investigativo -muy eficiente, por cierto- de la policía para combatir la subversión. Sin embargo, una vez más, se desnuda el inconsciente de los materialistas dialécticos, ahora para incluir a la policía representante de la dictadura, que también se evidencia como ente que usa a las personas y las cosas para obtener sus fines. Todos son lo mismo, a fin de cuentas.
Las traiciones del inconsciente son un elemento recurrente a lo largo de toda la novela. Y es que quizá, esa sea la única lección de este desperdicio de tiempo de lectura: al final, todos los materialistas mienten. De esto se ven totales evidencias en el último capítulo, quizá el más emocionante de todos, donde habiendo sido liberado Molina, contacta con los guerrilleros disimuladamente mientras vuelve a su mundillo homosexual, para terminar en un triángulo de muerte dentro de la investigación dictatorial.
Para cualquier marxista cultural que al día de hoy lea la obra, la lección de la misma quizá sea que “al final, el amor triunfó pese a la adversidad”, pero, para alguien que si piense, será fácil darse cuenta que no. A fin de cuentas, el materialismo se evidencia como un engaño, dado que todos los personajes actuantes no consiguen lo que querían.
- Molina no consigue vivir feliz para siempre con su amor Valentín.
- Valentín no consigue salir libre para concretar su revolución.
- La dictadura no consigue desarticular la trama guerrillera.
He ahí la verdadera lección que el autor no pensó respecto de su obra… en el materialismo dialéctico, nadie gana, sino lo contrario… TODOS PIERDEN por actuar igual.
Este libro merece una calificación de 2 en nuestra escala, por lo tanto, no se recomienda su lectura.